sábado, 21 de abril de 2018

Modos de ver (ep. 2) - John Berger

Los hombres sueñan con mujeres.
Las mujeres se sueñan a sí mismas siendo soñadas.
Los hombres miran a las mujeres.
Las mujeres se miran a sí mismas siendo miradas.
Las mujeres encuentran constantemente miradas que actúan como espejos que les recuerdan cómo se ven,o cómo deberían verse. Detrás de cada mirada hay un juicio. A veces la mirada que encuentran es la propia reflejada por un espejo real.
Una mujer está siempre acompañada, excepto cuando está muy sola, y tal vez incluso entonces, por su propia imagen de sí misma. Mientras camina a través de una habitación, o llorando por la muerte de su padre, no puede evitar verse a sí misma caminando o llorando. Desde su más temprana infancia se le enseña y se la induce a vigilarse a sí misma continuamente. Debe vigilar todo lo que ella es y todo lo que hace, porque cómo aparece ante los otros, y especialmente ante los hombres, es de crucial importancia para lo que normalmente se entiende como el éxito en su vida.


Una mujer, en la cultura de los europeos privilegiados, es ante todo y fundamentalmente, una vista para ser mirada. Qué clase de vista se revela en los óleos corrientes de la pintura europea. Había retratos de mujeres como los había de hombres, pero en una categoría de pintura, las mujeres fueron el tema principal y siempre recurrente. Esa categoría fue el desnudo.
En los desnudos de la pintura europea podemos descubrir algunos de los criterios y convenciones por los que se juzgaba a las mujeres. Podemos ver cómo eran vistas las mujeres.
En su libro sobre el desnudo, Keneth Clark afirma que estar desvestido es simplemente estar sin ropa. El desnudo, según él, es una forma de arte. Estar sin ropa es ser uno mismo.
Yo tengo una opinión distinta: estar desnudo es ser visto sin ropa por otros, y sin embargo no reconocido como uno mismo. Un desnudo debe ser visto como un objeto para ser un desnudo.

John Berger

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