lunes, 28 de diciembre de 2015

qué gran sueño esquizofrénico


"Hay un desierto. Pero tampoco tendría sentido decir que estoy en el desierto. Es una visión panorámica del desierto, ese desierto no es trágico ni está deshabitado, sólo es desierto por su color ocre y su luz, ardiente y sin sombra. En él hay una multitud bulliciosa, enjambre de abejas, melé de futbolistas o grupo de tuaregs. Yo estoy en el borde de esa multitud, en la periferia; pero pertenezco a ella, estoy unida a ella por una extremidad de mi cuerpo, una mano o un pie. Sé que esta periferia es el único lugar posible para mí, moriría si me dejara arrastrar al centro de la melé, pero seguramente me sucedería lo mismo si la abandonara. Mi posición no es fácil de conservar, incluso diría que es muy difícil de mantener, porque esos seres se mueven sin parar, sus movimientos son imprevisibles y no responden a ningún ritmo. Unas veces se arremolinan, otras van hacia el norte y luego, bruscamente, hacia el este, sin que ninguno de los individuos que componen la multitud mantengan la misma posición con relación a los demás. Así pues, también yo estoy en perpetuo movimiento, y eso exige una gran tensión, pero a la vez me proporciona un sentimiento de felicidad violento, casi vertiginoso". Qué gran sueño esquizofrénico. Estar de lleno en la multitud y a la vez totalmente fuera, muy lejos: borde, paseo a lo Virginia Woolf ("jamás volveré a decir soy esto, soy aquello").

Problema del poblamiento en el inconsciente: todo lo que pasa por los poros del esquizofrénico, las venas del drogadicto, hormigueos, bullicios, ajetreos, intensidades, razas y tribus. ¿No es de Jean Ray, que tan bien ha sabido asociar el terror con los fenómenos de micromultiplicidades, ese cuento en el que una piel blanca está levantada a causa de tantas ampollas y pústulas, y por cuyos poros pasan negras cabezas enanas, gesticulantes, abominables, que es necesario afeitar a navaja cada mañana? Y también las "alucinaciones liliputienses" producidas por el éther. Uno, dos, tres esquizofrénicos: "en cada poro de la piel me crecen bebés" —"Pues a mí no es en los poros, es en las venas donde me crecen barritas de hierro" —"No quiero que me pongan inyecciones, salvo si son de alcohol alcanforado. De lo contrario, me crecen senos en cada poro". Freud intentó abordar los fenómenos de multitud desde el punto de vista del inconsciente, pero no vio claro, no veía que el propio inconsciente era fundamentalmente una multitud. Miope y sordo, Freud confundía las multitudes con una persona. Los esquizofrénicos, por el contrario, tienen una mirada y un oído muy finos. Jamás confunden los rumores y las oleadas de la multitud con la voz de papá. En cierta ocasión, Jung sueña con osamentas y cráneos. Un hueso, un cráneo, nunca existen solos. El osario es una multiplicidad. Freud se empeña en que eso significa la muerte de alguien. "Jung, sorprendido, le hace observar que había varios cráneos, no uno sólo. Pero Freud continuaba..."