jueves, 29 de octubre de 2015

alimento al bicho, y no sacio el hambre

 

 
¿Cuán real soy al ojo externo?
¿Cuánto creo que me sé, y cuánto me descubro?
¿Cuánto me cubro?
¿Soy la imagen o el contenido?
Lo que guardo, no lo doy. Me lo quito. No me conozco.
Digitar. Especular.
Es mezquino.
Alimento al bicho,
y no sacio el hambre.

Noelia Napolitano
https://soundcloud.com/oeliaapolitano

Imagen: Philippe Ramette

lunes, 19 de octubre de 2015

miércoles, 14 de octubre de 2015

puro terciopelo, un vértigo


El no puede dejarla dormir. Ella está en la casa, encerrada con él en su casa. Durante el sueño es cuando a veces esta idea acude a su mente.
Ella ya está acostumbrada. Ve que él intenta no gritar. 
Dice: 
—Si usted quiere, puedo irme. Volver más tarde. O nunca. Es mi contrato: quedarme ahí o marcharme, es igual.
Ella se levanta, dobla las sábanas. El llora. Los sollozos no son contenidos, son sinceros, como si saliera de un gran daño que le hubieran hecho. Ella se reúne con él junto a la pared. Lloran. Ella dice:
—Usted no sabe lo que quiere.
Ella le observa existir en esta incoherencia anonadante que le hace como un niño. Ella se acerca a él como si compartiera su sufrimiento, él la reconoce mal, de pronto.
Ella dice:
—Hoy le deseo mucho, es la primera vez.
Ella le dice que vaya. Venga. Le dice que es puro terciopelo, un vértigo, pero también, no vaya a pensar, un desierto, algo maléfico que conduce además al crimen y a la locura. Ella le pide que vaya a ver aquello, que es algo infecto, criminal, un agua turbia, sucia, el agua de sangre. Que un día tendrá que hacerlo, aunque sea una vez, hurgar en ese lugar común, que no podrá evitarlo toda la vida. Que sea más adelante o esta noche, ¿cuál es la diferencia?
El llora. Ella vuelve hacia la pared.
Lo abandona a sí mismo. Se coloca la seda negra, lo mira a través de ella.

Marguerite Duras, Los ojos azules pelo negro

imágenes:
Camille Moravia
Chiharu Shiota




domingo, 11 de octubre de 2015

la mort de Molière - Ariane Mnouchkine


La muerte de Molière
Moliére, film del Théâtre du Soleil
Ariane Mnouchkine

música: Henry Purcell - King Arthur - Aria: What Power Art Thou (The Cold Genius)

el sí mismo arrasado


Pero hay algo, más general si se quiere, que los actores pueden empezar a replantearse y que tiene que ver con el estilo de actuación. Vale para todos. Siempre que un personaje habla, dice, lo hace contestando a una situación amenazante y elaborada, cuya gravedad ha percibido y a la que se refiere. Podría decirse que esa gravedad ya ha sido concientizada por el personaje, y lo que dice es la conclusión más terminante que le ofrece su lenguaje. La respuesta que busca de aquel al que se dirige es la que podría modificar la situación, está llevando las cosas a sus últimas instancias. Es decir que es fundamental que el actor defina lo que enfrenta, porque esa es su caja de resonancia. Si esa caja de resonancia es débil u opaca, sucede que las palabras se refieren a la tragedia, pero la actuación al naturalismo y al naturalismo “interior”.
Esto quizás se pueda aclarar más: todos los personajes reaccionan ante algo que es casi superior a sus resistencias psicológicas, ante algo que los obliga a decir más de lo que dirían, a pensar lo que nunca habrían querido pensar. Si hay una vuelta a lo “interior”, es para sorprenderse por la devastación que se ha producido dentro de ellos, por el sí mismo arrasado que encuentran, que casi no reconocen.

Alberto Ure, Ponete el antifaz
libro completo para descargar:

http://franureclases.wixsite.com/albertoure/libros

Imagen: Barbara Cole

lunes, 5 de octubre de 2015

Poesía - Eduardo Tato Pavlovsky





Hay que inventar un lenguaje que no produzca belleza – sino hambre infinita, mortalidad infantil donde nuestros ojos se desorbiten como estos monstruos sin lactancia.

Palabras traídas por las olas donde podamos sentirnos raquíticos –Lenguajes nuevos – alegres en las desgracias – obsceno por subversivo –- porque la desgracia es resignación –tristeza– la acción es la esperanza. Eso, nuevo lenguaje de nuevas esperanzas. Todos juntos. Alguna vez aprendamos a hablar otra vez, olvidando el lenguaje anterior, impotente para intensidades. Barroco – Infiel. Quema de saberes viejos – tiene que sonar pornográfico, que el lenguaje vomite y excrete realidades, que las olas traigan nuevas palabras barrenadas y nos hagan sentir en el cuerpo sólo un poco de hambre – solo un poco de salud – solo un poco de todo. Las palabras sensaciones.

Convulsiones como respuestas. Eso –que las nuevas palabras del nuevo lenguaje nos hagan epilépticos por un rato.

Para confirmar que las palabras han llegado y nos maltratan, nos cadaverizan. Quién sabe hay muertes por reflujo. Es bueno. Pero estemos seguros que llegaron, que no son palabras muertas – Edificios con ladrillos de lenguaje que no sirven más para expresar nada. Palabras que significan – que quieren abarcar el mundo ya no abarcan nada – Palabras que describen conferencias y reunión que no que no que no que no.

Balbuceemos las otras, las que no significan – pero expresan los ojos reventados – los dolores infinitos... los aullidos. Aprender todo de nuevo... aprender a ignorar todo lo aprendido. Que explote toda la impostura. Toda –pero toda junta. Y de esos escombros el lenguaje nuevo.

La palabra interdicta, obscenidad de los goces infinitos y de los dolores que ya no caben en lenguajes viejos. Inventemos. Inventemos todo. Pero que sea loco loco loco. Enterremos el sentido común. Una gran tumba a la belleza – A los grandes gestos que nos vaciaron el sentido de algo.

Un gran entierro de todo aquello que llamamos humano, todavía que de las olas venga el resto – las palabras nuevas – los pedazos, lo que quedó afuera, las sílabas barrenadas que arrojamos al mar del desperdicio.

Sólo de allí –la gran resurrección obscena. De cunas escondidas. Que no signifique nada. Que exprese el hoy. El hoy de todos. Blu – blu – blu blu. Blus blus. Ya vienen, atención. Vienen las olas. Blus. Blus. Blue. No significan nada. Sólo blug blug blug. Nada nada nada. Belleza de los restos de las sobras. Poesía de los escombros. Intensidad del mar embravecido. Nada más que eso.

A la hoguera con los lenguajes viejos –ya no nos sirven– olor a trampa y a impudicia, no soñemos con el hombre nuevo – rescatemos de las sobras – de los restos – de los desperdicios – de los escombros y de las cunas palabras que hemos arropado y que las olas traen – y construyamos un lenguaje nuevo con fuerza de obscenidad – inventemos la potencia de las nuevas palabras – no cambiemos a los hombres – cambiemos su lenguaje – su retórica encallecida – que envejece, que hace vivir a medias con tristeza – Un nuevo lenguaje alegre – potente – para un nuevo hombre. Pero necesitamos arrasar con todo – arrasar – arrasar – arrasar.

Tato Pavlovsky



http://www.pagina12.com.ar/diario/contratapa/13-101013-2008-03-20.html

viernes, 2 de octubre de 2015

AXOLOTL - Cristina Banegas

AXOLOTL
(Del náhuatl, “monstruo acuático” que habita en las profundidades. Salamandra. Anfibio caudado.)

Habrá que celebrar 45 años de teatro.

Habrá que hacer algo con todo ese tiempo de poner el cuerpo en la parrilla.

De salir a un escenario y que entonces ese cuerpo, éste, el mío, siempre incómodo, siempre sin poder instalarse, imprima, se tiña, sea atravesado por algo imaginario, ficcional que lo haga presente.

Que sea un personaje. Un fantasma.

Y que esa presencia a su vez atraviese el espacio infinito hasta el otro, el que mira en la oscuridad y le llegue y lo conmueva. Un salto imposible.

Habrá que celebrar este manojo de nada, este lugar absoluto que es el cuerpo, tantas veces expuesto. Tan invisible como el personaje. Ya no carne.

El Personaje como utopía del cuerpo. La única presencia.

La ficción como lo más real.

Que no sea sí mismo. Ningún sí mismo.

Cada vez despedazado. Deshecho. Y resucitado en otra construcción.

Y vuelto a reconfigurar en el próximo personaje.

Persistencia en cierto riesgo. Cierta intensidad extrema. Ese espacio, el escenario domina. Organiza. Condiciona todo lo demás.

Es decir, el resto del tiempo. Qué hacer con este cuerpo cuando no actúa. Cuando no está en ese extremo vértigo.

Dónde está cuando no está. 

En ningún otro lugar. Como la contra escena exacta de la ficción.

De la correntada.

Qué hago cuando no actúo.

Axolotl.

Vivir con la sensación permanente de estar fuera de lugar.

Por eso, sumergida en el fondo.

Esperando el momento del camarín. De la otra luz.

Ropitas. Ropajes. Semblante.

Escenarios demasiado inclinados. Abismo.

El público. La oscuridad. La bestia.

Y pegar, pegar sin parar. Demoler al público.

Demolerlo.

Actuar como si actuar fuera una venganza.

Cristina Banegas (Septiembre de 2012)