viernes, 27 de octubre de 2017

miércoles, 25 de octubre de 2017

en qué te has convertido - Juan Forn


La gente prefiere ver la idea que tiene de una persona más que a la persona en sí. A nadie le gusta que, de un día para el otro, no seas el mismo de ayer y los obligues a entender en qué te has convertido.

Juan Forn, Corazones

imagen: Franz Erhard Walther 

domingo, 22 de octubre de 2017

Cadáveres - Néstor Perlongher



Bajo las matas
En los pajonales
Sobre los puentes
En los canales
Hay Cadáveres

En la trilla de un tren que nunca se detiene
En la estela de un barco que naufraga
En una olilla, que se desvanece
En los muelles los apeaderos los trampolines los malecones
Hay Cadáveres

En las redes de los pescadores
En el tropiezo de los cangrejales
En la del pelo que se toma
Con un prendedorcito descolgado
Hay Cadáveres

En lo preciso de esta ausencia
En lo que raya esa palabra
En su divina presencia
Comandante, en su raya
Hay Cadáveres

En las mangas acaloradas de la mujer del pasaporte que se arroja
por la ventana del barquillo con un bebito a cuestas
En el barquillero que se obliga a hacer garrapiñada
En el garrapiñiero que se empana
En la pana, en la paja, ahí
Hay Cadáveres

Precisamente ahí, y en esa richa
de la que deshilacha, y
en ese soslayo de la que no conviene que se diga, y
en el desdén de la que no se diga que no piensa, acaso
en la que no se dice que se sepa…
Hay Cadáveres

Empero, en la lingüita de ese zapato que se lía disimuladamente, al
espejuelo, en la
correíta de esa hebilla que se corre, sin querer, en el techo, patas
arriba de ese monedero que se deshincha, como un buhón, y, sin
embargo, en esa c… que, cómo se escribía? c. .. de qué?, mas, Con
Todo
Sobretodo
Hay Cadáveres

En el tepado de la que se despelmaza, febrilmente, en la 
menea de la que se lagarta en esa yedra, inerme en el 
despanzurrar de la que no se abriga, apenas, sino con un 
saquito, y en potiche de saquitos, y figurines anteriores, modas 
pasadas como mejas muertas de las que 
Hay Cadáveres

Se ven, se los despanza divisantes flotando en el pantano: 
en la colilla de los pantalones que se enchastran, símilmente;
en el ribete de la cola del tapado de seda de la novia, que no se casa 
porque su novio ha
………………………….!
Hay Cadáveres

En ese golpe bajo, en la bajez
de esa mofleta, en el disfraz
ambiguo de ese buitre, la zeta de 
esas azaleas, encendidas, en esa obscuridad 
Hay Cadáveres

Está lleno: en los frasquitos de leche de chancho con que las 
campesinas 
agasajan sus fiolos, en los 
fiordos de las portuarias y marítimas que se dejan amanecer, como a 
escondidas, con la bombacha llena; en la 
humedad de esas bolsitas, bolas, que se apisonan al movimiento de 
los de 
Hay Cadáveres

Parece remanido: en la manea 
de esos gauchos, en el pelaje de 
esa tropa alzada, en los cañaverales (paja brava), en el botijo 
de ese guacho, el olor a matorra de ese juiz 
Hay Cadáveres

Ay, en el quejido de esa corista que vendía “estrellas federales”
Uy, en el pateo de esa arpista que cogía pequeños perros invertidos, 
Uau, en el peer de esa carrera cuando rumbea la cascada, con 
una botella de whisky “Russo” llena de vidrio en los breteles, en ésos, 
tan delgados, 
Hay Cadáveres

En la finura de la modistilla que atara cintas do un buraco hubiere 
En la delicadeza de las manos que la manicura que electriza 
las uñas salitrosas, en las mismas 
cutículas que ella abre, como en una toilette; en el tocador, tan 
…indeciso…, que 
clava preciosamente los alfiles, en las caderas de la Reina y
en los cuadernillos de la princesa, que en el sonido de una realeza 
que se derrumba, oui 
Hay Cadáveres

Yes, en el estuche de alcanfor del precho de esa 
¡bonita profesora! 
Ecco, en los tizones con que esa ¡bonita profesora! traza el rescoldo
de ese incienso; 
Da, en la garganta de esa ajorca, o en lo mollejo de ese moretón
atravesado por un aro, enagua, en 
Ya
Hay Cadáveres

En eso que empuja 
lo que se atraganta, 
En eso que traga 
lo que emputarra, 
En eso que amputa 
lo que empala, 
En eso que ¡puta! 
Hay Cadáveres

Ya no se puede sostener: el mango 
de la pala que clava en la tierra su rosario de musgos, 
el rosario 
de la cruz que empala en el muro la tierra de una clava, 
la corriente 
que sujeta a los juncos el pichido – tin, tin . . . – del son-
ajero, en el gargajo que se esputa…
Hay Cadáveres

En la mucosidad que se mamosa, además, en la gárgara; en la también 
glacial amígdala; en el florete que no se succiona con fruición 
porque guarda una orla de caca; en el escupitajo 
que se estampa como sobre en un pijo,
en la saliva por donde penetra un elefante, en esos chistes de 
la hormiga, 
Hay Cadáveres

En la conchita de las pendejas
En el pitín de un gladiador sureño, sueño
En el florín de un perdulario que se emparrala, en unas
brechas, en el sudario del cliente 
que paga un precio desmesuradamente alto por el polvo, 
en el polvo
Hay Cadáveres

En el desierto de los consultorios
En la polvareda de los divanes “inconcientes” 
En lo incesante de ese trámite, de ese “proceso” en hospitales 
donde el muerto circula, en los pasillos 
donde las enfermeras hacen SHHH! con una aguja en los ovarios,
en los huecos 
de los escaparates de cristal de orquesta donde los cirujanos 
se travisten de ”hombre drapeado”, 
laz zarigueyaz de dezhechoz, donde tatúase, o tajéase (o paladea) 
un paladar, en tornos 
Hay Cadáveres

En las canastas de mamá que alternativamente se llenan o vacían de 
esmeraldas, canutos, en las alforzas de ese 
bies que ciñe-algo demás-esos corpiños, en el azul Iunado del cabello, gloriamar, en el chupazo de esa teta que se exprime, en el 
recIinatorio, contra una mandolina, salamí, pleta de tersos caños . .. 
Hay Cadáveres

En esas circunstancias, cuando la madre se 
lava los platos, el hijo los pies, el padre el cinto, la 
hermanita la mancha de pus, que, bajo el sobaco, que 
va “creciente”, o 
Hay Cadáveres

Ya no se puede enumerar: en la pequeña ”riela” de ceniza 
que deja mi caballo al fumar por los campos (campos, hum…),o por 
los haras, eh, harás de cuenta de que no 
Hay Cadáveres

Cuando el caballo pisa
los embonchados pólderes,
empenachado se hunde
en los forrajes;
cuando la golondrina, tera tera,
vola en circuitos, como un gallo, o cuando la bondiola
como una sierpe ‘leche de cobra” se
disipa,
los miradores llegan todos a la siguiente
conclusión:
Hay Cadáveres

Cuando los extranjeros, como crápulas, (“se les ha volado la 
papisa, y la manotean a dos cuerpos”), cómplices, 
arrodíllanse (de) bajo la estatua de una muerta, 
y ella es devaluada! 
Hay Cadáveres

Cuando el cansancio de una pistola, la flaccidez de un ano,
ya no pueden, el peso de un carajo, el pis de un 
”palo borracho”, la estirpe real de una azalea que ha florecido 
roja, como un seibo, o un servio, cuando un paje 
la troncha, calmamente, a dentelladas, cuando la va embutiendo 
contra una parecita, y a horcajadas, chorrea, y
Hay Cadáveres

Cuando la entierra levemente, y entusiasmado por el su-
ceso de su pica, más 
atornilla esa clava, cuando “mecha” 
en el pistilo de esa carroña el peristilo de una carroza 
chueca, cuando la va dándola vuelta 
para que rase todos.. . los lunares, o 
Sitios,
Hay Cadáveres

Verrufas, alforranas (de teflón), macarios muermos: cuando sin…
acribilla, acrisola, ángeles miriados’ de peces espadas, mirtas 
acneicas, o sólo adolescentes, doloridas del 
dedo de un puntapié en las várices, torreja 
de ubre, percal crispado, romo clít … 
Hay Cadáveres

En el país donde se yuga el molinero
En el estado donde el carnicero vende sus lomos, al contado,
y donde todas las Ocupaciones tienen nombre….
En las regiones donde una piruja voltèa su zorrito de banlon,
la huelen desde lejos, desde antaño 
Hay Cadáveres

En la provincia donde no se dice la verdad 
En los locales donde no se cuenta una mentira 
-Esto no sale de acá- 
En los meaderos de borrachos donde aparece una pústula roja en
la bragueta del que orina-esto no va a parar aquí -, contra los 
azulejos, en el vano, de la 14 o de la 15, Corrientes y 
Esmeraldas, 
Hay Cadáveres

Y se convierte inmediatamente en La Cautiva,
los caciques le hacen un enema, 
le abren el c… para sacarle el chico,
el marido se queda con la nena, 
pero ella consigue conservar un escapulario con una foto borroneada
de un camarín donde…
Hay Cadáveres

Donde él la traicionó, donde la quiso convencer que ella 
era una oveja hecha rabona, donde la perra 
lo cagó, donde la puerca
dejó caer por la puntilla de boquilla almibarada unos pelillos 
almizclados, lo sedujo,
Hay Cadáveres

Donde ella eyaculó, la bombachita toda blanda, como sobre 
un bombachón de muñequera como en 
un cáliz borboteante-los retazos 
de argolla flotaban en la “Solución Humectante” (método agua por 
agua), 
ella se lo tenía que contar
Hay Cadáveres

El feto, criándose en un arroyuelo ratonil,
La abuela, afeitándose en un bols de lavandina,
La suegra, jalándose unas pepitas de sarmiento,
La tía, volviéndose loca por unos peines encurvados
Hay Cadáveres

La familia, hurgándolo en los repliegues de las sábanas 
La amiga, cosiendo sin parar el desgarrón de una “calada” 
El gil, chupándose una yuta por unos papelitos desleídos 
Un chongo, cuando intentaba introducirla por el caño de escape de 
una Kombi, 
Hay Cadáveres

La despeinada, cuyo rodete se ha raído
por culpa de tanto “rayito de sol”, tanto “clarito”; 
La martinera, cuyo corazón prefirió no saberlo;
La desposeída, que se enganchó los dientes al intentar huir de un taxi;
La que deseó, detrás de una mantilla untuosa, desdentarse 
para no ver lo que veía: 
Hay Cadáveres

La matrona casada, que le hizo el favor a la muchacho pasándole un 
buen punto; 
la tejedora que no cánsase, que se cansó buscando el punto bien 
discreto que no mostrara nada 
– y al mismo tiempo diera a entender lo que pasase -; 
la dueña de la fábrica, que vio las venas de sus obreras urdirse
táctilmente en los telares-y daba esa textura acompasada…
lila…
La lianera, que procuró enroscarse en los hilambres, 
las púas 
Hay Cadáveres

La que hace años que no ve una pija 
La que se la imagina, como aterciopelada, en una cuna (o cuña) 
Beba, que se escapó con su marido, ya impotente, a una quinta 
donde los 
vigilaban, con un naso, o con un martillito, en las rodillas, le
tomaron los pezones, con una tenacilla (Beba era tan bonita como una 
profesora…) 
Hay Cadáveres

Era ver contra toda evidencia
Era callar contra todo silencio
Era manifestarse contra todo acto
Contra toda lambida era chupar
Hay Cadáveres

Era: “No le digas que lo viste conmigo porque capaz que se dan 
cuenta” 
O: “No le vayas a contar que lo vimos porque a ver si se lo toma a 
pecho”
Acaso: “No te conviene que lo sepa porque te amputan una teta” 
Aún: “Hoy asaltaron a una vaca” 
“Cuando lo veas hacé de cuenta que no te diste cuenta de nada 
…y listo” 
Hay Cadáveres

Como una muletilla se le enchufaba en el pezcuello 
Como una frase hecha le atornillaba los corsets, las fajas 
Como un titilar olvidadizo, eran como resplandores de mangrullo, como 
una corbata se avizora, pinche de plata, así 
Hay Cadáveres

En el campo
En el campo
En la casa
En la caza
Ahí
Hay Cadáveres

En el decaer de esta escritura
En el borroneo de esas inscripciones
En el difuminar de estas leyendas
En las conversaciones de lesbianas que se muestran la marca de la liga,
En ese puño elástico,
Hay Cadáveres

Decir “en” no es una maravilla? 
Una pretensión de centramiento? 
Un centramiento de lo céntrico, cuyo forward 
muere al amanecer, y descompuesto de 
El Túnel 
Hay Cadáveres

Un área donde principales fosas?
Un loro donde aristas enjauladas?
Un pabellón de lolas pajareras?
Una pepa, trincada, en el cubismo
de superficie frívola…?
Hay Cadáveres

Yo no te lo quería comentar, Fernando, pero esa vez que me mandaste 
a la oficina, a hacer los trámites, cuando yo 
curzaba la calle, una viejita se cayó, por una biela, y los 
carruajes que pasaban, con esos crepés tan anticuados (ya preciso,
te dije, de otro pantalón blanco), vos creés que se iban a 
dedetener, Fernando? Imaginá…
Hay Cadáveres

Estamos hartas de esta reiteración, y llenas 
de esta reiteración estamos. 
Las damiselas italianas 
pierden la tapita del Luis XV en La Boca!
Las ”modelos”-del partido polaco- 
no encuentran los botones (el escote cerraba por atrás) en La Matanza! 
Cholas baratas y envidiosas – cuya catinga no compite-en Quilmes! 
Monas muy guapas en los corsos de Avellaneda! 
Barracas! 
Hay Cadáveres

Ay, no le digas nada a doña Marta, ella le cuenta al nieto que es
colimba!
Y si se entera Misia Amalia, que tiene un novio federal!
Y la que paya, si callase!
La que bordona, arpona!
Ni a la vitrolera, que es botona!
Ni al lustrabotas, cachafaz!
Ni a la que hace el género “volante”!
NI
Hay Cadáveres

Féretros alegóricos!
Sótanos metafóricos!
Pocillos metonímicos!
Explícito !
Hay Cadáveres

Ejercicios
Campañas
Consorcios
Condominios
Contractus
Hay Cadáveres

Yermos o Luengos
Pozzis o Westerleys
Rouges o Sombras
Tablas o Pliegues
Hay Cadáveres

-Todo esto no viene así nomás 
-Por qué no? 
-No me digas que los vas a contar 
-No te parece? 
-Cuándo te recibiste? 
-Militaba? 
-Hay Cadáveres?

Saliste Sola 
Con el Fresquito de la Noche 
Cuando te Sorprendieron los Relámpagos 
No Llevaste un Saquito 
Hay Cadáveres

Se entiende?
Estaba claro?
No era un poco demás para la época?
Las uñas azuladas?
Hay Cadáveres

Yo soy aquél que ayer nomás…
Ella es la que…
Veíase el arpa…
En alfombrada sala…
Villegas o
Hay Cadáveres
 
 
Néstor Perlongher
imagen: Daisuke Yokota

martes, 10 de octubre de 2017

Represión - Los Violadores de la Ley



Hermosa tierra de amor y paz 
Hermosa gente cordialidad 
Fútbol, asado y vino 
son los gustos del pueblo argentino. 

Censura vieja y obsoleta 
en films, en revistas y en historietas. 
Fiestas conchetas y aburridas 
en donde está la diversión perdida. 

Represión a la vuelta de tu casa 
Represión en el quiosco de la esquina 
Represión en la panadería 
Represión 24 horas al día. 

Semanas largas sacrificadas 
Trabajo duro, muy poca paga 
Desocupados, no pasa nada 
en dónde está la igualdad total? 

Represión que te aniquila 
Represión que no se olvida 
Represión en nuestras vidas 
Represión... 



Yo no quiero represión 
Detestamos a la represión 
Nos burlamos de la represión 
Nos cagamos en la represión 
Represión...

Los Violadores - Represión

domingo, 8 de octubre de 2017

hay palabras que no decimos - Roberto Juarroz




13
Hay palabras que no decimos
y que ponemos sin decirlas en las cosas.

Y las cosas las guardan,
y un día nos contestan con ellas
y nos salvan el mundo,
como un amor secreto
en cuyos dos extremos
hay una sola entrada.

¿No habrá alguna palabra
de esas que no decimos
que hayamos colocado
sin querer en la nada?

Roberto Juarroz, Poesía Vertical

imagen:  Edouard de Pazzi

miércoles, 4 de octubre de 2017