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domingo, 13 de marzo de 2022

del cuerpo del hombre al hombre-cuerpo - Juan Carlos Gené

 
 

 
 
 
 I. Del cuerpo del hombre al hombre-cuerpo

No existe cuerpo del hombre. Tal expresión señala un sujeto supuesto que posee un cuerpo, una entidad superior que es dueña de otra inferior. Una vieja historia del espíritu y la materia; una actitud que parece categorizar lo espiritual e inferiorizar lo material.

No es mi intención negar el espíritu; más bien señalarlo como una condición de la materia, basándonos en la comprobación cierta de que todo lo que en la cultura ha sido creado por el espíritu del hombre, lo ha sido por espíritus encarnados en cuerpos, sin los cuales tales espíritus no hubiesen tenido la menor oportunidad de crear nada. Más bien sostengo la innegable realidad del espíritu. Pero el espíritu es un estado de la materia que avanza misteriosamente en la evolución, hacia grados más y más complejos de autoconsciencia, de imaginación y de percepción del yo y del universo, así como de la relación estrecha entre ambos. Comprobadamente, no hay espíritu sin materia; no probadamente pero posiblemente, sospecho que no hay materia sin espíritu.

La complejidad abismal de la materia, puesta día a día en mayor evidencia por la ciencia contemporánea hasta generar el principio (absolutamente científico) de incertidumbre (algo así como la comprobación científica del misterio), ha borrado los límites de esa ambigua frontera entre espíritu y materia.

Por eso prefiero hablar no ya del cuerpo del hombre, sino del hombre-cuerpo; sencillamente el hombre, como lo llamaré en adelante, encareciendo se entienda como un cuerpo: fenómeno mistérico individualizado y material, con todo lo espiritual que tal afirmación implica; un ser unificado.

Todo lo que existe y no es estrictamente naturaleza, ha sido creado por el hombre, por ese cuerpo nacido y sujeto de la muerte que se interroga sobre su sentido de ser en el mundo. En cuanto a un responsable creador de la misma naturaleza, del universo todo, sólo la fe da acceso a ese misterio. Y el misterio, ya lo ha dicho Jean Guitton, se ahonda con la indagación; un misterio no es un problema que la indagación clarifica y resuelve. Por eso el origen del universo es misterio en el que dificulto podamos alguna vez penetrar, precisamente por eso que llamo abismal complejidad de la materia.

Permanezcamos pues, en el universo cultural que el hombre ha creado al compás de las interrogaciones acerca del sentido de la vida: porque en ese inabarcable universo creativo, está el teatro.

20 temas de reflexión sobre el teatro

lunes, 24 de febrero de 2020

corporalidad de la actuación - Juan Carlos Gené



II. La más corporal corporalidad

No obstante ser la cultura universalmente corporal, no constituye una inexactitud sino una verdad paradójica que el teatro es la más corporal de las creaciones culturales. Porque las habitualmente llamadas obras de arte, plásticas, musicales, literarias, cinematográficas, obviamente existen; algunas con miles de años de antigüedad. Pero la obra de arte teatral existe por el sólo instante en que se realiza ante el espectador y desaparece, se extingue con el último gesto de la representación.

Porque es el cuerpo-actor, (el hombre), ante otros cuerpos (otros hombres) y en situación de representación, aquello que hace el teatro. Lo que permanece y se documenta, como la dramaturgia, por ejemplo, no es más que uno de sus códigos; y no es teatro hasta que no se ha materializado en el cuerpo actoral, en un espacio y un tiempo precisos.

La corporalidad total de lo teatral se pone entonces en evidencia; y tanto, que el teatro muere cada vez, para renacer al día siguiente en un hecho muy semejante al del día anterior, pero inevitablemente diferente. Y con la muerte física definitiva de sus hacedores, el teatro que ellos hicieron desaparece, no volverá a ocurrir. En un sentido que considero sumamente sugerente, el teatro muere porque los cuerpos que le dan existencia portan en sí su propia muerte.

Si tenemos en cuenta la universalidad de lo teatral, el hecho evidente de que no existe cultura alguna sin alguna forma de representación ante la asamblea de la tribu, existiría al parecer una vinculación estrecha entre ese rito de los cuerpos que se saben mortales, de la vida, y esa muerte esperada y temida.

Es al mismo tiempo aún quizá más sugerente el que la denominación de individualidad, persona, provenga de la palabra latina personna, que quiere decir máscara: el rostro que se individualiza separándose del total permanente e indiferenciado de la vida, incurre en el pecado original de convertirse en criatura (para los humanos, en persona); deberá morir; mientras el torrente de vida continúa. El rostro personal es transitorio, es una máscara.

Las más antiguas pinturas rupestres suelen mostrar hombres teatrando con máscaras. Y los ritos teatrales de las tribus primitivas aún vivas se hacen bajo la máscara o bajo maquillajes y adornos faciales equivalentes a ella. Y una máscara es transitoria, se coloca y más tarde o más temprano será quitada; y ese personaje que resulta del cuerpo del oficiante y de su máscara, muere cuando ésta es retirada. Por algo es que no podemos evitar alguna forma de estremecimiento cuando alguien, inesperadamente y por broma, se coloca una máscara y acciona ante nosotros con ella; y cuando la broma cesa y el enmascarado se quita la máscara y regresa el rostro conocido recuperamos la tranquilidad; pero queda en el aire la sensación de que un ser no natural pasó por nuestra vida y desapareció: murió. Incluso en ese reconocimiento aliviado y nervioso del amigo ya desenmascarado, en esa suerte de angustia que queda flotando en nosotros, creo hay también un reconocimiento inconsciente de eso que llamamos el verdadero rostro del bromista, como de algo a su vez transitorio: hecho para la muerte.

Se ha supuesto con aceptable fundamento que el origen o, al menos, uno de los gestos teatrales más antiguos es la danza que el chamán realiza imitando la caza del animal que nutrirá con su carne a la tribu; danza imitativa que sigue las leyes primitivas de la semejanza. Rito mágico, entonces, que propicia la nutrición, condición de la vida. Cuando el oficiante se quita la máscara, el personaje generado en el cuerpo por ella, muere. Renacerá en la próxima ceremonia; pero ya será otro tiempo y, aunque la coreografía de la danza esté minuciosamente prefijada, la energía será otra, el clima generado en el danzante y en la tribu será otro: lo teatrado se teatró y murió.

Y todo ello para lograr que la caza sea exitosa y la tribu pueda comer y vivir. Muerte para la vida; vida para la muerte.

Si saltamos en el tiempo, en la historia y en la evolución de la cultura, y nos detenemos en lo que hoy es el teatro, encontraremos grandes diferencias con aquellas danzas chamánicas; y también enormes semejanzas.

Gestos y palabras viven y mueren entre el alzarse y caer el telón y nunca podrán repetirse, porque están vivos. Y un rito de resurrección al día siguiente, cuando la aventura recomienza y estalla la vida al alzarse el telón, para extinguirse cuando baja. En la expectativa de la función de mañana, que se espera sea mejor que la de hoy, cuando secretamente imploramos que baje el ángel de la inspiración y logremos estar maravillosos y arrebatadores, se completa el mito pascual: soñamos una vida transfigurada, más perfecta y más dichosa que ésta muerta hoy en nuestros cuerpos al caer el telón.
Estamos oficiando un rito de muerte, estableciendo por unas horas en el escenario el imperio de una vida plena, tan sorprendente y extremada que debería producir asombro, angustia, felicidad, espanto y emoción estética. Se conjura a la muerte con un derroche de vida, esparcido como una fiesta vital por los cuerpos de los actores en ese espacio; los mismos que comienzan el juego aceptando que van a terminar: que nacen y viven sabiendo y aceptando que morirán.

Esa vida que se celebra es la vida del cuerpo; ¿cuál otra podría ser? En el cuerpo-actor, en el actor, para ser totalmente congruentes, vive un personaje, esa gran fuerza en la historia narrada por acciones que es el teatro. Y un personaje es una criatura literaria que propone una forma intensísima de vida. Es la forma moderna de la máscara y, como ella, transitoria. En el dolor o en la burla, un gran personaje es una cima de pasión que desborda vida: pensemos en Macbeth y en Hamlet; en Harpagon y en Scapin... Pero se trata de una vida potencial aún, sugerida, una acumulación de energía no transformada en fuerza. Es cuando el actor lo encarna (lo materializa) en su cuerpo, que el personaje estalla en una exhibición de vida que puede llegar al prodigio artístico. Una vida que muere a diario para resucitar mañana; hasta la muerte definitiva del personaje, que sobreviene, sencillamente, con la última función de una temporada. La costumbre (detestable), de gastar bromas inesperadas en el escenario durante la última función es también, por algún lado, un rito que intenta bajar el nivel de angustia que la muerte inminente produce.

20 temas de reflexión sobre el teatro
libro para descargar:

domingo, 27 de enero de 2019

sólo hay movimiento de lo infinito - Deleuze Guattari

 
El movimiento mantiene una relación especial con lo imperceptible, es por naturaleza imperceptible. Pues la percepción sólo puede captar el movimiento como la traslación de un móvil o el desarrollo de una forma. Los movimientos, y los devenires, es decir, las puras relaciones de velocidad y de lentitud, los puros afectos, están por debajo o por encima del umbral de percepción. Los umbrales de percepción son sin duda relativos, así pues, siempre habrá uno capaz de captar lo que escapa a otro: el ojo del águila... Pero el umbral adecuado, a su vez, sólo podrá proceder en función de una forma perceptible y de un sujeto percibido, apercibido. Por eso el movimiento como tal continúa produciéndose en otra parte: si se constituye la percepción en serie, el movimiento se efectúa siempre más allá del umbral máximo y más acá del umbral mínimo, en intervalos en expansión o en contracción (microintervalos). Ocurre como con los enormes luchadores japoneses, cuyo avance es demasiado lento y la llave demasiado rápida y repentina como para ser vistos: en ese caso, lo que se acopla no son tanto los luchadores corno la infinita lentitud de una espera (¿qué va a pasar?) con la velocidad infinita de un resultado (¿qué ha pasado?). Habría que llegar al umbral fotográfico o cinematográfico, pero, con relación a la foto, el movimiento y el afecto siguen refugiándose por encima o por debajo. Cuando Kierkegaard lanza la maravillosa divisa, "Sólo miro los movimientos", puede comportarse como un asombroso precursor del cine, y multiplicar las versiones de un escenario de amor, Agnès y el Tritón, según velocidades y lentitudes variables. Razón de más para precisar que sólo hay movimiento de lo infinito; que el movimiento de lo infinito sólo puede hacerse por afecto, pasión, amor, en un devenir que es muchacha, pero sin referirse a cualquier tipo de "mediación"; y que ese movimiento como tal escapa a la percepción mediadora, puesto que ya se efectúa en todo momento, y que el bailarín, o el amante, ya está "de pie en camino" en el mismo instante en que cae de nuevo, e incluso en el instante en que salta. Al igual que la joven como ser fugitivo, el movimiento no puede ser percibido.

"Devenir-intenso, devenir-animal, devenir-imperceptible" en 
Mil Mesetas - Capitalismo y Esquizofrenia

domingo, 30 de julio de 2017

una sola libertad espeluznante


[El capital] ha ahogado el sagrado éxtasis del fervor religioso, el entusiasmo caballeresco y el sentimentalismo filisteo en las aguas heladas del cálculo egoísta. El capital ha convertido el valor personal en valor de cambio y ha sustituido un sinfín de libertades inalienables y particulares por una sola libertad espeluznante: la libertad de comercio. En una palabra, ha cambiado la explotación velada por las ilusiones políticas y religiosas por una explotación brutal, directa desnuda y desvergonzada.

Karl Marx y Friedrich Engels, Manifiesto comunista
citado por Mark Fisher en Realismo capitalista

imagen: Peter Franck

viernes, 3 de junio de 2016

ruego lacaniano


«les ruego a cada uno de ustedes que, en el interior de su propia investigación de la verdad renuncien radicalmente —aunque sólo fuese a título provisional para ver qué se gana dejándola de lado— a utilizar una oposición como la de afectivo e intelectual»


miércoles, 25 de mayo de 2016

mayo - Mariano Moreno, secretario de la Primera Junta



El oficial de nuestro ejército después de asombrar al enemigo por su valor, debe ganar a los pueblos por el irresistible atractivo de su instrucción. El que se encuentre desnudo de estas cualidades redoble sus esfuerzos para adquirirlas, y no se avergüence de una dócil resignación a la enseñanza que se le ofrece, pues en un pueblo naciente todos somos principiantes, y no hay otra diferencia que la de nuestros buenos deseos: el que no sienta los estímulos de una noble ambición de saber y distinguirse en su carrera, abandónela con tiempo, y no se exponga al seguro bochorno de ser arrojado con ignominia: busque para su habitación un pueblo de bárbaros o de esclavos y huya de la gran Buenos Aires que no quiere entre sus hijos hombres extranjeros a las virtudes.

°°°

La libertad de los pueblos no consiste en palabras ni debe existir en los papeles solamente. Cualquier déspota puede obligar a sus esclavos a que canten himnos a la libertad; y este cántico maquinal es muy compatible con las cadenas, y opresión de los que lo entonan. Si deseamos que los pueblos sean libres, observemos religiosamente el sagrado dogma de la igualdad. ¿Si me considero igual á mis conciudadanos, por qué me he de presentar de un modo que les enseñe que son menos que yo? 

°°°

Los pueblos deben estar siempre atentos a la conservación de sus intereses y derechos y no deben fiar más que de sí mismos. El extranjero no viene a nuestro país a trabajar en nuestro bien, sino a sacar cuantas ventajas pueda proporcionarse. Recibámoslo en buena hora, aprendamos las mejoras de su civilización, aceptemos las obras de su industria y franqueémosle los frutos que la naturaleza nos reparte a manos llenas; pero miremos sus consejos con la mayor reserva y no incurramos en el error de aquellos pueblos inocentes que se dejaron envolver en cadenas, en medio del embelesamiento que les habían producido los chiches y coloridos abalorios. Aprendamos de nuestros padres y que no se escriba de nosotros lo que se ha escrito de los habitantes de la antigua España con respecto a los cartagineses que la dominaron:

Libre, feliz, España independiente

Se abrió el cartaginés incautamente:

Viéronse estos traidores

Fingirse amigos, para ser señores; 

Entrar vendiendo por salir mandando

Mariano Moreno
fuente varias



martes, 24 de mayo de 2016

un lugar - John Berger



 
Lugar. Lugar en el sentido de lieu, luogo, ort, mestopolojenie. Esta última palabra rusa significa también "situación". No lo olvidemos.

Un lugar es más que una zona. Un lugar está alrededor de algo. Un lugar es la extensión de una presencia o la consecuencia de una acción. Un lugar es lo opuesto a un espacio vacío. Un lugar es donde sucede o ha sucedido algo.

El pintor está siempre intentando descubrir, tropezarse con ese lugar que contiene y rodea su acto de pintar en ese momento. Idealmente debería haber tantos lugares como cuadros. El problema es que muchos cuadros no llegan a convertirse en lugares. Y cuando un cuadro no llega a convertirse en lugar, no pasa de ser una presentación o un objeto decorativo, una pieza del mobiliario.

¿Cómo logra un cuadro convertirse en lugar? No vale de nada que el pintor busque el lugar en la naturaleza -no fue en Delft donde lo encontró Vermeer-. Tampoco lo puede buscar en el arte, porque pese a ciertas teorías postmodernas, las referencias no constituyen el lugar. Cuando se encuentra, el lugar se halla en algún lugar de la frontera entre la naturaleza y el arte. Es semejante a un agujero en la arena dentro del cual se ha borrado la frontera. El lugar de la pintura empieza en este agujero. Empieza con una práctica, con algo que se está haciendo con las manos, las cuales buscan luego la aprobación del ojo, hasta que el cuerpo entero está contenido en el agujero. Entonces hay una posibilidad de que éste se convierta en un lugar. Una pequeña posibilidad.

Un ejemplo: en la Olimpia de Manet, el agujero, el lugar (que, por supuesto, no tiene nada que ver con el boudoir en el que está reclinada la mujer) empezó con los pliegues que forma la colcha junto a su pie izquierdo.
Fragmento de El tamaño de una bolsa



lunes, 16 de mayo de 2016

George Carlin - No les importás una mierda


George Carlin

... hay una razón para esto, hay una razón para que la educación sea una mierda, y es la misma razón por la que esto nunca, nunca, nunca será arreglado... esto nunca se pondrá mejor, no esperen eso, sean felices con lo que tienen: PORQUE LOS DUEÑOS DE ESTE PAÍS NO QUIEREN ESO.
Estoy hablando de los verdaderos dueños ahora, los verdaderos dueños: los grandes intereses de negocios que controlan las cosas y toman todas las decisiones importantes,
Olvídense de los políticos, los políticos están puestos ahí para darles a ustedes la idea de que tienen libertad de elección... no la tienen, no tienen elección, tienen DUEÑOS, ellos son sus dueños, son los dueños de todo, son dueños de las tierras importantes, poseen y controlan las corporaciones que hace largo tiempo ya compraron y pagaron al Senado, el Congreso, el Estado, las Municipalidades, tienen a los jueces en su bolsillo de atrás, y poseen todas las grandes cadenas de medios así que controlan casi toda las noticias e información que ustedes pueden escuchar...
TE TIENEN AGARRADO DE LAS PELOTAS
Gastan billones de dólares todos los años haciendo lobby para obtener lo que quieren.. sabemos lo que quieren, quieren más para ellos y menos para todos los demás.
Pero les voy a decir lo que no quieren: no quieren una población de ciudadanos capaces de pensamiento crítico, no quieren gente bien informada y bien educada capaces de tener un pensamiento crítico, no les interesa eso. Eso no los ayuda. Eso está en contra de sus intereses. No quieren gente lo suficientemente inteligente para sentarse en la mesa de su cocina y comprender cuán duramente se los está cogiendo por el orto un sistema que los tiró por la borda 35 años atrás. No quieren eso, ¿saben lo que quieren?
Quieren obreros obedientes.
Obreros obedientes.
Gente que sea lo suficientemente inteligente para operar las máquinas y hacer el papeleo, y lo suficientemente estúpida para aceptar pasivamente estos trabajos de MIERDA con el salario más bajo, las horas más largas, los beneficios reducidos, el fin de las horas extras, y la pensión que se desvanece en el instante en que vas a cobrarla, y ahora van por tu jubilación, quieren tu guita de la jubilación, la quieren de vuelta, para dársela a sus amigos criminales de Wall Street, ¿y saben qué? La van a obtener, se la van a sacar toda, tarde o temprano, porque son los dueños de este lugar de mierda.

Es un gran club, y USTEDES NO ESTAN EN ÉL. Ustedes y yo no estamos en el gran club. 

El garrote que usan para pegarte en la cabeza todo el día cuando te dicen qué creer, todo el día pegándote en la cabeza con sus medios diciéndote qué creer, qué pensar, y qué comprar.

La mesa está inclinada amigos, el juego está arreglado. Y nadie parece notarlo. A nadie parece importarle. Gente buena, honesta y trabajadora, de medios modestos, continúa votando a estos ricos chupapijas a quienes ellos no les importan una mierda.

NO LES IMPORTAS UNA MIERDA.

NO LES IMPORTAS UNA MIERDA.

NO LES IMPORTAS.

NADA

NADA

NADA

sábado, 7 de mayo de 2016

la vida no habla, la vida escucha y espera



POSTULADOS DE LA LINGÜÍSTICA

Agenciamiento de la consigna

I. EL LENGUAJE SERÍA INFORMATIVO Y COMUNICATIVO
La maestra no se informa cuando pregunta a un alumno, ni tampoco informa cuando enseña una regla de gramática o de cálculo. "Ensigna", da órdenes, manda. Los mandatos del profesor no son exteriores a lo que nos enseña, y no lo refuerzan. No derivan de significaciones primordiales, no son la consecuencia de informaciones: la orden siempre está basada en órdenes, por eso es redundancia. La máquina de enseñanza obligatoria no comunica informaciones, sino que impone al niño coordenadas semióticas con todas las bases duales de la gramática (masculino-femenino, singular-plural, sustantivo-verbo, sujeto de enunciado-sujeto de enunciación, etc.). La unidad elemental del lenguaje —el enunciado— es la consigna. Más que el sentido común, facultad que centralizaría las informaciones, hay que definir la abominable facultad que consiste en emitir, recibir y transmitir las consignas. El lenguaje ni siquiera está hecho para que se crea en él, sino para obedecer y hacer que se obedezca. "La baronesa no tiene la menor intención de convencerme de su buena fe, simplemente me indica aquello que le gustaría verme admitir, aunque sólo sea aparentemente". Esto se constata con toda claridad en los comunicados de la policía o del gobierno, que se preocupan muy poco de la credibilidad o de la veracidad, pero que dicen muy claro lo que debe ser observado y retenido. La indiferencia de los comunicados por cualquier tipo de credibilidad raya a menudo en la provocación. Prueba evidente de que se trata de otra cosa. No nos engañemos...: el lenguaje no pide más. Spengler señala que las formas fundamentales de la palabra no son el enunciado de un juicio ni la expresión de un sentimiento, sino "el mandato, la prueba de obediencia, la aserción, la pregunta, la afirmación o la negación", frases muy breves que mandan a la vida, y que son inseparables de las empresas o de los grandes trabajos. "¿Listo?", "Sí", "Adelante". Las palabras no son herramientas, pero a los niños se les da lenguaje, plumas y cuadernos, como se dan palas y picos a los obreros. Una regla de gramática es un marcador de poder antes de ser un marcador sintáctico. La orden no está relacionada con significaciones previas, ni con una organización previa de unidades distintivas. Es justo lo contrario. La información tan sólo es el mínimo estrictamente necesario para la emisión, transmisión y observación de órdenes en tanto que mandatos. Hay que estar muy bien informado para no confundir ¡Al fuego! con ¡Al juego!, o para evitar la enojosa situación del profesor y del alumno según Lewis Carroll (el profesor lanza una pregunta desde lo alto de la escalera, que es transmitida por unos criados que la deforman en cada piso, mientras que el alumno abajo en el patio devuelve una respuesta que a su vez será deformada en cada etapa de vuelta). El lenguaje no es la vida, el lenguaje da órdenes a la vida; la vida no habla, la vida escucha y espera. En toda consigna, aunque sea de padre a hijo, hay una pequeña sentencia de muerte —un Veredicto—, decía Kafka.

Deleuze-Guattari, "postulados de la lingüística"
en MIL MESETAS, capitalismo y esquizofrenia


martes, 26 de abril de 2016

ser poroso - Ricardo Bartís


Sería casi necesario en la naturaleza de la actuación ser poroso auditiva y físicamente, quiero decir en el sentido pleno, en el sentido de percepción de ser afectado. Ser afectado por otra voz, por alguien que te habla, registrar, interesarse, tomarlo. Cuanto más poroso sea el actor en ese aspecto, mayores posibilidades va a tener de estar cómodo en la escena, porque va a estar más abierto y con mayor capacidad de recepción de estímulos. Si no puedo estar... Cuando se dice: "No escuchás", ¿no?, literalmente es que una persona está así (se tapa los oídos). Entonces no escucha al otro, ni escucha el tiempo de la escena, el tiempo interno, la melodía interna, dónde debe operar, cuándo tiene derecho a operar.

Ricardo Bartís
en Mirko Mescia, Puntos de oído
Entrevistas y conversaciones sobre música y sonido con directores y autores del teatro argentino

imagen:  Les Godelureaux - Claude Chabrol



no escuchás, ¿no?

sábado, 26 de marzo de 2016

no ser indigno de lo que nos sucede


O bien la moral no tiene ningún sentido, o bien es esto lo que quiere decir, no tiene otra cosa que decir: no ser indigno de lo que nos sucede.

Al contrario, captar lo que sucede como injusto y no merecido (siempre es por culpa de alguien), he aquí lo que convierte nuestras llagas en repugnantes, el resentimiento en persona, el resentimiento contra el acontecimiento. No hay otra mala voluntad. Lo que es verdaderamente inmoral, es cualquier utilización de las nociones morales, justo, injusto, mérito, falta. ¿Qué quiere decir entonces querer el acontecimiento? ¿Es aceptar la guerra cuando sucede, la herida y la muerte cuando suceden? Es muy probable que la resignación aún sea una figura del resentimiento, él, que ciertamente posee tantas figuras. Si querer el acontecimiento es, en principio, desprender su eterna verdad, como el fuego del que se alimenta, este querer alcanza el punto en que la guerra se hace contra la guerra, la herida, trazada en vivo como la cicatriz de todas las heridas, la muerte convertida en querida contra todas las muertes. Intuición volitiva o transmutación. «Mi gusto por la muerte -dice Bousquet- que era fracaso de la voluntad, lo sustituiré por un deseo de morir que sea la apoteosis de la voluntad.» De este gusto a este deseo, en cierto modo no cambia nada, excepto un cambio de voluntad, una especie de salto sobre el mismo lugar de todo el cuerpo que cambia su voluntad orgánica contra una voluntad espiritual que quiere ahora, no exactamente lo que sucede, sino algo en lo que sucede, algo por venir conforme a lo que sucede, según las leyes de una oscura conformidad humorística: el Acontecimiento.

El acontecimiento no es lo que sucede (accidente); está en lo que sucede: el puro expresado que nos hace señas y nos espera. Según las tres determinaciones precedentes, es lo que debe ser comprendido, lo que debe ser querido, lo que debe ser representado en lo que sucede. Bousquet añade: «Conviértete en el hombre de tus desgracias, aprende a encarnar su perfección y su estallido.» 

No se puede decir nada más, nunca se ha dicho nada más: ser digno de lo que nos ocurre, esto es, quererlo y desprender de ahí el acontecimiento, hacerse hijo de sus propios acontecimientos y, con ello, renacer, volverse a dar un nacimiento, romper con su nacimiento de carne. Hijo de sus acontecimientos y no de sus obras, porque la misma obra no es producida sino por el hilo del acontecimiento. 


más:

imagen: Ryan McGinley 

sábado, 20 de febrero de 2016

no existe movimiento que no tenga ritmo


FOLI (there is no movement without rhythm) original version by Thomas Roebers and Floris Leeuwenberg

"ritmo es coacción"
Nietzsche

viernes, 15 de enero de 2016

se cría a los niños como una especie de alimento para ser tragado por el sistema (Stephen Nachmanovitch - Free Play)


Las escuelas pueden alimentar la creatividad en los niños, pero pueden también destruirla, y eso hacen demasiado a menudo. Idealmente, las escuelas existen para preservar y regenerar el aprendizaje y las artes, y dar a los niños las he- rramientas para crear el futuro. En su peor ex- presión producen adultos uniformes, con menta- lidades convencionales, para alimentar el mercado con operarios, gerentes y consumidores.
El niño que fuimos y que somos aprende explorando y experimentando, husmeando insistentemente en cada rinconcito que encuentra abierto... ¡y en los rincones prohibidos también! Pero más tarde o más temprano nos cortan las alas. El mundo real creado por los adultos viene a pesar sobre los niños en crecimiento, moldeándolos hasta convertirlos en miembros cada vez más predecibles de la sociedad. Este proceso involutivo se refuerza durante todo el ciclo de la vida, desde el jardín de infantes hasta la universidad, en la vida social y política, y muy especialmente en el mundo del trabajo. Nuestras más nuevas y poderosas instituciones educativas, la televisión y la música pop, son todavía más eficientes que la escuela para inculcar la conformidad producida en masa. Se cría a los niños como una especie de alimento para ser tragado por el sistema. Lentamente nuestros ojos comienzan a entrecerrarse. Y así la simplicidad, la inteligencia y el poder de la mente en juego se homogeneizan en complejidad, conformidad y debilidad.
Necesitamos reconocer que cada segmento de nuestra cultura es escuela; momento a momento se nos presentan afirmaciones de algunas realidades y negaciones de otras. La educación, los negocios, los medios, la política, y sobre todo la familia, las instituciones mismas que podrían ser los instrumentos para expandir la expresividad humana, se confabulan para inducir el conformismo, para hacer que las cosas marchen a un nivel aburrido. Pero lo mismo hacen nuestros hábitos cotidianos para hacer o para ver. La realidad tal como la conocemos se condiciona con los supuestos tácitos que llegamos a aceptar sin discusión después de innumerables y sutiles experiencias de aprendizaje en la vida cotidiana.
(...)
Educar significa sacar o evocar aquello que está latente; por lo tanto educación significa sacar afuera las capacidades de la persona para entender y vivir, no llenar a una persona pasiva de conocimientos preconcebidos. La educación debe abrevar en la estrecha relación entre juego y exploración; debe haber permiso para explorar y expresar. Debe haber una valoración del espíritu exploratorio, que por definición nos saca de lo ya probado, lo verificado y lo homogéneo.
La conformidad que nos enseña la gran escuela que nos rodea se parece a lo que los biólogos llaman monocultivo: si uno camina por un campo silvestre ve cien especies distintas de pastos, musgos y otras plantas en cada metro cuadrado, así como una gran variedad de animalitos. Con esto la naturaleza se asegura de que los cambios en clima y en medio serán enfrentados por la ne- cesaria variedad en la vida vegetal. Pero si uno recorre un campo cultivado sólo verá dos o tres especies, o una sola. Los animales y las plantas domesticados son genéticamente uniformes porque se crían o cultivan para un fin. La diversidad y la flexibilidad se cultivan para maximizar ciertas variables que convienen a nuestros propósitos. Pero si las condiciones cambian, la especie queda encerrada en una estrecha franja de variedad. El monocultivo conduce invariablemente a una pérdida de opciones, y esto a la inestabilidad.
El monocultivo es el anatema para el aprendizaje. El espíritu exploratorio se alimenta de la variedad y del juego libre... pero muchas de nuestras instituciones se las arreglan para aniquilarlo metiéndolo en cajitas. Tienden a dividir el aprendizaje en especializaciones y departamentos. Una cierta cantidad de especialización es necesaria para manejar cualquier tarea grande, o cualquier cuerpo grande de conocimientos. Pero las barreras que ponemos entre las especialidades tienden a desarrollarse exageradamente. Las profesiones adquieren una masa de inercia que mata todo loque toca. Encontramos una proliferación de disciplinas y "ologías", la mayoría de las cuales funcionan principalmente para proteger su propio campo profesional. Fragmentamos el aprendizaje a expensas de la riqueza y flexibilidad que debería ser inherente al cuerpo vivo del conocimiento. 

Free Play. La improvisacion en la vida y en el arte



Bloqueamos la creatividad rotulándola como poco frecuente, extraordinaria, segregándola en reinos especiales como el de las artes y las ciencias. Y todavía la segregamos más de la vida cotidiana estableciendo sistemas de estrellato.



domingo, 10 de enero de 2016

Mesa redonda: Julio Cortázar, Juan José Saer, Augusto Roa Bastos y Nicolás Sarquís


Mesa redonda: Julio Cortázar, Juan José Saer, Augusto Roa Bastos y Nicolás Sarquís

es interesante cómo Juan José Saer, de un modo muy risueño y simpático, despliega un feroz imperialismo literario, o más bien una supremacía "ontológica" del signo escrito por sobre cualquier tradición oral ("ya no la necesitamos") y por sobre la "banalidad y puerilidad de la representación en cine y teatro".

También da cuenta de un cierto bastardismo dado que por lo que dice se sustentó largamente a sí mismo escribiendo guiones para cine.

también son interesantes los tabiques que Saer tiene por debajo de las axilas cada vez que mueve los brazos.

Es maravilloso el momento en que refiriéndose a la imposición de los subtítulos en un formato de tantos milímetros y cómo condiciona esto al traductor que los escribe, Saer todo excitado y erecto comienza a repetir "claro es una constante.. es una constante" y Roa Bastos lo mira sonriendo y le dice "es una reducción fascista", acomodándole una creciente hinchazón de pelotas que su colega y ex-discípulo a su izquierda le estaban provocando.

Como sea, creo que Roa Bastos, el más viejo, extraño y singular de los allí presentes, es además el que tiene una inteligencia afiladísima y lúcidas intuiciones para pensar los temas propuestos más allá de lo evidente.

les recomiendo este documento extemporáneo y actual, de vertiginosos efectos.

fuente: http://viendocultura.blogspot.com.ar/   https://www.youtube.com/user/chacosago/videos

lunes, 4 de enero de 2016

El jardín de las delicias - Olga Orozco

 
¿Acaso es nada más una zona de abismos y volcanes en plena ebullición, predestinada a ciegas para las ceremonias de la especie en esta inexplicable travesía hacia abajo? ¿O tal vez un atajo, una emboscada oscura donde el demonio aspira la inocencia y sella a sangre y fuego su condena en la estirpe del alma? ¿O tan sólo quizás una región marcada como un cruce de encuentro y desencuentro entre dos cuerpos sumisos como soles?
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No. Ni vivero de la perpetuación, ni fragua del pecado original, ni trampa del instinto, por más que un soIo viento exasperado propague a la vez el humo, la combustión y la ceniza. Ni siquiera un lugar, aunque se precipite el firmamento y haya un cielo que huye, innumerable, como todo instantáneo paraíso.
 
A solas, sólo un número insensato, un pliegue en las membranas de la ausencia, un relámpago sepultado en un jardín.
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Pero basta el deseo, el sobresalto del amor, la sirena del viaje, y entonces es más bien un nudo tenso en torno al haz de todos los sentidos y sus múltiples ramas ramificadas hasta el árbol de la primera tentación, hasta el jardín de las delicias y sus secretas ciencias de extravío que se expanden de pronto de la cabeza hasta los pies igual que una sonrisa, lo mismo que una red de ansiosos filamentos arrancados al rayo, la corriente erizada reptando en busca del exterminio o la salida, escurriéndose adentro, arrastrada por esos sortilegios que son como tentáculos de mar y arrebatan con vértigo indecible hasta el fondo del tacto, hasta el centro sin fin que se desfonda cayendo hacia lo alto, mientras pasa y traspasa esa orgánica noche interrogante de crestas y de hocicos y bocinas, con jadeo de bestia fugitiva, con su flanco azuzado por el látigo del horizonte inalcanzable, con sus ojos abiertos al misterio de la doble tiniebla, derribando con cada sacudida la nebulosa maquinaria del planeta, poniendo en suspensión corolas como labios, esferas como frutos palpitantes, burbujas donde late la espuma de otro mundo, constelaciones extraídas vivas de su prado natal, un éxodo de galaxias semejantes a plumas girando locamente en el gran aluvión, en ese torbellino atronador que ya se precipita por el embudo de la muerte con todo el universo en expansión, con todo el universo en contracción para el parto del cielo, y hace estallar de pronto la redoma y dispersa en la sangre la creación.
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El sexo, sí,
más bien una medida:
la mitad del deseo, que es apenas la mitad del amor.

Olga Orozco
El jardín de las delicias



imágenes:
fotograma de Il Giardino Delle Delizie de Silvano Agosti

El jardín de las delicias de Hyernomus Bosch (clickear para ampliar detalle) 

lunes, 28 de diciembre de 2015

qué gran sueño esquizofrénico


"Hay un desierto. Pero tampoco tendría sentido decir que estoy en el desierto. Es una visión panorámica del desierto, ese desierto no es trágico ni está deshabitado, sólo es desierto por su color ocre y su luz, ardiente y sin sombra. En él hay una multitud bulliciosa, enjambre de abejas, melé de futbolistas o grupo de tuaregs. Yo estoy en el borde de esa multitud, en la periferia; pero pertenezco a ella, estoy unida a ella por una extremidad de mi cuerpo, una mano o un pie. Sé que esta periferia es el único lugar posible para mí, moriría si me dejara arrastrar al centro de la melé, pero seguramente me sucedería lo mismo si la abandonara. Mi posición no es fácil de conservar, incluso diría que es muy difícil de mantener, porque esos seres se mueven sin parar, sus movimientos son imprevisibles y no responden a ningún ritmo. Unas veces se arremolinan, otras van hacia el norte y luego, bruscamente, hacia el este, sin que ninguno de los individuos que componen la multitud mantengan la misma posición con relación a los demás. Así pues, también yo estoy en perpetuo movimiento, y eso exige una gran tensión, pero a la vez me proporciona un sentimiento de felicidad violento, casi vertiginoso". Qué gran sueño esquizofrénico. Estar de lleno en la multitud y a la vez totalmente fuera, muy lejos: borde, paseo a lo Virginia Woolf ("jamás volveré a decir soy esto, soy aquello").

Problema del poblamiento en el inconsciente: todo lo que pasa por los poros del esquizofrénico, las venas del drogadicto, hormigueos, bullicios, ajetreos, intensidades, razas y tribus. ¿No es de Jean Ray, que tan bien ha sabido asociar el terror con los fenómenos de micromultiplicidades, ese cuento en el que una piel blanca está levantada a causa de tantas ampollas y pústulas, y por cuyos poros pasan negras cabezas enanas, gesticulantes, abominables, que es necesario afeitar a navaja cada mañana? Y también las "alucinaciones liliputienses" producidas por el éther. Uno, dos, tres esquizofrénicos: "en cada poro de la piel me crecen bebés" —"Pues a mí no es en los poros, es en las venas donde me crecen barritas de hierro" —"No quiero que me pongan inyecciones, salvo si son de alcohol alcanforado. De lo contrario, me crecen senos en cada poro". Freud intentó abordar los fenómenos de multitud desde el punto de vista del inconsciente, pero no vio claro, no veía que el propio inconsciente era fundamentalmente una multitud. Miope y sordo, Freud confundía las multitudes con una persona. Los esquizofrénicos, por el contrario, tienen una mirada y un oído muy finos. Jamás confunden los rumores y las oleadas de la multitud con la voz de papá. En cierta ocasión, Jung sueña con osamentas y cráneos. Un hueso, un cráneo, nunca existen solos. El osario es una multiplicidad. Freud se empeña en que eso significa la muerte de alguien. "Jung, sorprendido, le hace observar que había varios cráneos, no uno sólo. Pero Freud continuaba..."

domingo, 11 de octubre de 2015

el sí mismo arrasado


Pero hay algo, más general si se quiere, que los actores pueden empezar a replantearse y que tiene que ver con el estilo de actuación. Vale para todos. Siempre que un personaje habla, dice, lo hace contestando a una situación amenazante y elaborada, cuya gravedad ha percibido y a la que se refiere. Podría decirse que esa gravedad ya ha sido concientizada por el personaje, y lo que dice es la conclusión más terminante que le ofrece su lenguaje. La respuesta que busca de aquel al que se dirige es la que podría modificar la situación, está llevando las cosas a sus últimas instancias. Es decir que es fundamental que el actor defina lo que enfrenta, porque esa es su caja de resonancia. Si esa caja de resonancia es débil u opaca, sucede que las palabras se refieren a la tragedia, pero la actuación al naturalismo y al naturalismo “interior”.
Esto quizás se pueda aclarar más: todos los personajes reaccionan ante algo que es casi superior a sus resistencias psicológicas, ante algo que los obliga a decir más de lo que dirían, a pensar lo que nunca habrían querido pensar. Si hay una vuelta a lo “interior”, es para sorprenderse por la devastación que se ha producido dentro de ellos, por el sí mismo arrasado que encuentran, que casi no reconocen.

Alberto Ure, Ponete el antifaz
libro completo para descargar:

http://franureclases.wixsite.com/albertoure/libros

Imagen: Barbara Cole

lunes, 5 de octubre de 2015

Poesía - Eduardo Tato Pavlovsky





Hay que inventar un lenguaje que no produzca belleza – sino hambre infinita, mortalidad infantil donde nuestros ojos se desorbiten como estos monstruos sin lactancia.

Palabras traídas por las olas donde podamos sentirnos raquíticos –Lenguajes nuevos – alegres en las desgracias – obsceno por subversivo –- porque la desgracia es resignación –tristeza– la acción es la esperanza. Eso, nuevo lenguaje de nuevas esperanzas. Todos juntos. Alguna vez aprendamos a hablar otra vez, olvidando el lenguaje anterior, impotente para intensidades. Barroco – Infiel. Quema de saberes viejos – tiene que sonar pornográfico, que el lenguaje vomite y excrete realidades, que las olas traigan nuevas palabras barrenadas y nos hagan sentir en el cuerpo sólo un poco de hambre – solo un poco de salud – solo un poco de todo. Las palabras sensaciones.

Convulsiones como respuestas. Eso –que las nuevas palabras del nuevo lenguaje nos hagan epilépticos por un rato.

Para confirmar que las palabras han llegado y nos maltratan, nos cadaverizan. Quién sabe hay muertes por reflujo. Es bueno. Pero estemos seguros que llegaron, que no son palabras muertas – Edificios con ladrillos de lenguaje que no sirven más para expresar nada. Palabras que significan – que quieren abarcar el mundo ya no abarcan nada – Palabras que describen conferencias y reunión que no que no que no que no.

Balbuceemos las otras, las que no significan – pero expresan los ojos reventados – los dolores infinitos... los aullidos. Aprender todo de nuevo... aprender a ignorar todo lo aprendido. Que explote toda la impostura. Toda –pero toda junta. Y de esos escombros el lenguaje nuevo.

La palabra interdicta, obscenidad de los goces infinitos y de los dolores que ya no caben en lenguajes viejos. Inventemos. Inventemos todo. Pero que sea loco loco loco. Enterremos el sentido común. Una gran tumba a la belleza – A los grandes gestos que nos vaciaron el sentido de algo.

Un gran entierro de todo aquello que llamamos humano, todavía que de las olas venga el resto – las palabras nuevas – los pedazos, lo que quedó afuera, las sílabas barrenadas que arrojamos al mar del desperdicio.

Sólo de allí –la gran resurrección obscena. De cunas escondidas. Que no signifique nada. Que exprese el hoy. El hoy de todos. Blu – blu – blu blu. Blus blus. Ya vienen, atención. Vienen las olas. Blus. Blus. Blue. No significan nada. Sólo blug blug blug. Nada nada nada. Belleza de los restos de las sobras. Poesía de los escombros. Intensidad del mar embravecido. Nada más que eso.

A la hoguera con los lenguajes viejos –ya no nos sirven– olor a trampa y a impudicia, no soñemos con el hombre nuevo – rescatemos de las sobras – de los restos – de los desperdicios – de los escombros y de las cunas palabras que hemos arropado y que las olas traen – y construyamos un lenguaje nuevo con fuerza de obscenidad – inventemos la potencia de las nuevas palabras – no cambiemos a los hombres – cambiemos su lenguaje – su retórica encallecida – que envejece, que hace vivir a medias con tristeza – Un nuevo lenguaje alegre – potente – para un nuevo hombre. Pero necesitamos arrasar con todo – arrasar – arrasar – arrasar.

Tato Pavlovsky



http://www.pagina12.com.ar/diario/contratapa/13-101013-2008-03-20.html