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Poema cinco
La lluvia
se desliza por las plumas del día,
siempre inconclusa
como una muchacha
llena de astucias y caricias
libre para conjurar
lo más hondo y furtivo del deseo.
¿Cómo saber, entre los laberintos de la sangre,
en dónde está la clave
de ciertos momentos extrañamente adorables y
crueles
cuando las Esfinges disputan en nuestros corazones?
El lecho se mece en la corriente
hasta tornarse niebla,
palabras a la deriva, un pálido hueco.
Amanece, en las casas se
enciende fuego,
los elementos dispares del día
inician su batalla, sus injurias,
tales islas emergen a la miseria,
al tránsito,
los trabajos llegan con su capucha de tortura,
pero
aún flota un gran esplendor, una delicia
incierta
en las constelaciones que aún tiemblan en el cielo
de los besos.
Los amantes que juntos yacieron se separan
bajo el trueno de la mañana.
Ahora saben que su vínculo es terrible
con el último embrujo de sus caricias.
Hay que jugar con los bloqueos. El juego requiere una entrega como si fuera un "abandonarse", sin pensar o evaluar los resultados.
La palabra "vacío" causa temor o miedo fundamentalmente cuando lo racional es la lógica del accionar cotidiano; sin embargo, la "vivencia" del vacío puede estar asociada a no tener carga, a no sostener conductas no deseadas o al peso de ser y actuar "como se debe". Se trata de un estado que permite la llegada de estímulos, imágenes, sensaciones y emociones. Aparecen las respuestas sin fantasmas ni jueces. Es entregarse con confianza y fluir.
El juego, jugar, renueva la energía. Cuando uno se entrega al juego se produce como un vaciamiento del self. Al igual que al danzar o meditar, el juego es altamente revitalizador, mucho más que una "catarsis", un sacar afuera.
El juego y los juegos. Inés Moreno
En alguna parte Valéry dice que «el poema es el desarrollo de una exclamación». Entre desarrollo y exclamación hay una tensión contradictoria; y yo agregaría que esa tensión es el poema. Si uno de los dos términos desaparece, el poema regresa a la interjección maquinal o se convierte en amplificación elocuente, descripción o teorema. El desarrollo es un lenguaje que se crea a sí mismo frente a esa realidad bruta y propiamente indecible a que alude la exclamación. Poema: oreja que escucha a una boca que dice lo que no dijo la exclamación. El grito de pena o júbilo señala al objeto que nos hiere o alegra; lo señala pero lo encubre: dice ahí está, no dice qué o quién es. La realidad indicada por la exclamación permanece innombrada: está ahí, ni ausente ni presente, a punto de aparecer o desvanecerse para siempre. Es una inminencia ¿de qué? El desarrollo no es una pregunta ni una respuesta: es una convocación. El poema —boca que habla y oreja que oye— será la revelación de aquello que la exclamación señala sin nombrar. Digo revelación y no explicación. Si el desarrollo es una explicación, la realidad no será revelada sino elucidada y el lenguaje sufrirá una mutilación: habremos dejado de ver y oír para sólo entender.
Octavio Paz - El arco y la lira
foto: Laura Makabresku
ESPACIO VACÍO - ESPACIO OCUPADO . Fragmentos de "Espacio Habitado" editorial Homo Sapiens. Daniel Calmels
.
Hace ya años, un arquitecto se encontraba realizando el boceto de una
plaza, y omitió algo deliberadamente: dejó los senderos sin hacer, una
plaza sin caminos donde todo estaría cubierto de césped. Ya construida
la plaza y estando el césped crecido y fuerte, se dejó librado el paso
de la gente por ella, y en el término de una semana el camino estaba
hecho. Al caminar por la plaza, al cruzarla desde distintos ángulos, los
caminantes dejaron un surco colectivo, una marca común. En ese surco se
colocaron las baldosas que servirían de camino. Hasta aquí una aparente
historia clásica con final feliz. Pero lo que pasó después fue que
nadie usó el camino de baldosas y se volvió a surcar la plaza por otros
lugares, conformándose nuevos senderos.
En primera instancia, este espacio geométrico, espacio vacío donde «se
hace camino al andar», fue modificado espontáneamente; pero luego quien
planificó y legalizó ese paso se vio burlado.
La reacción ante los mandatos dominantes relacionados con el
ordenamiento es la “transgresión”, que no es más que decir, desde su
significado literal, ‘ir más allá’ o ‘pasar a través de’ . Al
transgredir se fuerzan los límites, se modifican los márgenes. Los
caminantes de la plaza fueron más allá de su propio camino, de su propio
orden. Al desarrollo de la creatividad no le es ajena la necesidad de
transgredir los diseños espaciales clásicos, necesidad de ir más allá de
la norma, de la regla.
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El espacio vacío es una tentación para el deseo. Antonio Porchia dice:
«Lleno me queda lo que pude llenar de mis deseos; lo que tomé vacío» .
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¿Cuántas veces en nuestra práctica llenamos el vacío de la sala con
nuestras necesidades?, a veces con objetos, a veces con propuestas
lúdicas. Interferencia para la elección del niño, excesiva presencia del
saber del adulto.
Seguramente muchas cosas
buscan ser cantadas por mí:
lo que retumba sin palabras,
lo que afila la piedra en lo oscuro,
lo que a través del humo irrumpe.
Mis cuentas aún no tengo hechas
con el fuego, el viento y el agua;
así sucede que en mis sueños,
de pronto, se abren anchas puertas
ordenándome que siga el rastro
de la estrella de la mañana.
Anna Ajmátova