BAILARINA ESPAÑOLA
Como en la mano una cerilla, blanca,
antes de hacerse llama, a todas partes
extiende lenguas convulsivas: empieza en el círculo
de espectadores cercanos, brusca, clara y ardiente,
a extenderse en redondo su danza convulsiva.
Y de repente es llama toda entera.
De una mirada enciende ella su pelo
y hace girar de pronto, con su atrevido arte,
su traje entero, por dentro de este incendio,
del cual, como serpientes que se asustan,
salen los desnudos brazos, vivaces, castañeteando.
Después, como si el fuego le resultara escaso,
lo junta todo entero y lo echa al suelo,
muy altiva, con orgulloso gesto,
y lo mira: allí yace, rabioso, por la tierra,
y aún sigue llameando y no se entrega...
Pero triunfal, segura y con suave
sonrisa de saludo, alza la cara
y lo apaga al pisarlo con pequeños pies firmes.
Rainer María Rilke
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