lunes, 20 de mayo de 2019

convertir en cuerda floja todo cuanto pise



arte actoral:

Ahora salga, siga con sus pasos la lección que le va a dictar su mirada. Tiene que convertir en cuerda floja todo cuanto pise.
 

(José Lezama Lima - Cangrejos, golondrinas)

imágenes: Dolores Marat

 

jueves, 16 de mayo de 2019

El castigador - Rita Indiana



Clavo con clavo, soga con sal
to lo’ corruptos van a temblar
cuando me suba el Castigador
flor de justicia del trovador

Aquí planto bandera contra los que se clavan
a este pueblo jodío lo quieren ver con ganas
se regodean en lujos que paga el miserable
mientra en el “Capotillo” el hambre tiene hambre
el que le quita al pobre es el peor cobarde
ponle una cruz a la puerta, la calle ta que arde.
Son 500 años devorando esqueléticos,
Comida pal perro, mientras estos cochinos,
andan en lo yate cual Ramfi Trujillo,
al viejo a la haitiana, le suben lo vidrio

Clavo con clavo, soga con sal
to lo’ corruptos van a temblar
cuando me suba el Castigador
flor de justicia del trovador

Por cada peso que se han tumbao
santa tristeza la casa la llene
la tristeza del que le faltan lo chele pa educar sus hijos, eso duele,
la teta del pueblo la tienen gastá,
chupando filete con lo que es de la gente,
machete gillete con tu leye atrasá
machete gillete

Espíritu guerrero, tu pueblo te invoca
Endereza el camino, ten hacha, ten tropa
Ten mano, ten boca
Llévate la semilla mala de aquí

Clavo con clavo, soga con sal
to lo’ corruptos van a temblar
cuando me suba el Castigador
flor de justicia del trovador




miércoles, 15 de mayo de 2019

celebra tu vida - Derek Walcott






Llegará el tiempo
en que, con alegría,
te saludarás a ti mismo al llegar
a tu propia puerta, y en tu propio espejo
cada cual sonreirá ante la bienvenida del otro,

y dirá, siéntate aquí. Come.
Amarás otra vez al extraño que fuiste.
Dale vino. Dale pan. Devuelve tu corazón
a sí mismo, al extraño que te amó

durante toda tu vida, a quien ignoraste
por otro, a quien te conoce de memoria.
Quita las cartas de amor de los estantes,

las fotos, las notas desesperadas,
Arranca tu propia imagen del espejo.
Siéntate. Celebra tu vida.

Versión: Isaías Garde





Derek Walcott - Love After Love


The time will come 
when, with elation 
you will greet yourself arriving 
at your own door, in your own mirror 
and each will smile at the other's welcome, 

and say, sit here. Eat. 
You will love again the stranger who was your self.
Give wine. Give bread. Give back your heart 
to itself, to the stranger who has loved you 

all your life, whom you ignored 
for another, who knows you by heart. 
Take down the love letters from the bookshelf, 

the photographs, the desperate notes, 
peel your own image from the mirror. 

Sit. Feast on your life. 

imágenes: Oswaldo Guayamasin y Roger Mantegani

Border

el domingo fuimos a ver Border al BAMA Cine, a media cuadra del Obelisco, a las 22.30
la película, aquí el trailer, entrega lo que promete: una maravilla. y unas actuaciones corajudas, poderosas, tremendas.
la experiencia fantasmágorica de ingresar a ese cine un domingo a la noche, por una peatonal fría y casi desierta, punteada de obras públicas improbables e incomprensibles a medio hacer; descubrir en el piso de abajo, en el hall de acceso a las salas, una barra abandonada sacada de una discoteca de los ochenta, donde en cualquier momento puede aparecer el barman de El Resplandor, caminar por los silenciosos pasillos vacíos saturados hasta la exasperación de neón rojo y carteles promocionales de películas de hace diez años, ver un extraño de pelo largo emerger de una sala indicándole al cortaboletos que la proyección se detuvo y que él, el único cortaboletos, ¿o el único encargado de todo el cine? salga en dirección misteriosa a dar solución, ver la película con cuatro personas más de las cuales una era El Reptil Anarquista, poeta que dirigía con sus manos la melodía emocional que el film le producía y con el cual quedamos conversando a la salida, nos mostraba su libro de poemas japoneses y dibujos, mientras su amigo el cortaboletos cerraba el cine y nos íbamos todos caminando por la nueve de julio hacia corrientes, hablando del fin de los tiempos, del parakultural, y del próximo recital de poesía en el bar En terapia frente a Psico de la UBA el próximo viernes....
todo esas cosas que NUNCA PASARÁN CON NETFLIX EN LA CAMA

martes, 7 de mayo de 2019

Poesía y respiración - Octavio Paz

Étiemble sostiene que el placer poético acaso sea de origen fisiológico. Y más exactamente: muscular y respiratorio. Para justificar su afirmación subraya que la medida del alejandrino francés —el tiempo que tardamos en pronunciarlo— coincide con el ritmo de la respiración. Otro tanto ocurre con el endecasílabo español y con el italiano. No explica Étiemble, sin embargo, cómo y por qué también nos producen placer versos de medidas más cortas o más largas. Durante muchos siglos el octosílabo fue el verso nacional español, y todavía después de la reforma de Garcilaso, las ocho sílabas del romance siguen siendo recurso constante de poetas de nuestra lengua. ¿Puede negarse el placer con que escuchamos y decimos nuestro viejo octosílabo?; ¿y los largos versos de Whitman?; ¿y el verso blanco de los isabelinos? La medida parece más bien depender del ritmo del lenguaje común —esto es, de la música de la conversación, según ha mostrado Eliot en un ensayo muy conocido— que de la fisiología. La medida del verso se encuentra ya en germen en la de la frase. El ritmo verbal es histórico y la velocidad, lentitud o tonalidades que adquiere el idioma en este o aquel momento, en esta o aquella boca, tienden a cristalizar luego en el ritmo poético. El «ritmo de la época» es algo más que una expresión figurada y podría hacerse una suerte de historia de cada nación —y de cada hombre— a partir de su ritmo vital. Ese ritmo —el tiempo de la acción, del pensamiento y de la vida social— es también y sobre todo ritmo verbal.
La velocidad vertiginosa y alada de Lope de Vega se convierte en Calderón en majestuoso, enfático paseo por el idioma; la poesía de Huidobro es una serie de disparos verbales, según conviene a su temperamento y al de la generación de la primera posguerra, que acababa de descubrir la velocidad mecánica; el ritmo del verso de César Vallejo procede del lenguaje peruano... El placer poético es placer verbal y está fundado en el idioma de una época, una generación y una comunidad.
No niego que existe una relación indudable entre la respiración y el verso: todo hecho espiritual es también físico, Pero esa relación no es la única ni la determinante, pues de serlo realmente sólo habría versos de una misma medida en todos los idiomas. Todos sabemos que mientras los japoneses no practican sino los metros cortos —cinco y siete sílabas—, árabes y hebreos prefieren los largos. Recitar versos es un ejercicio respiratorio, pero es un ejercicio que no termina en sí mismo. Respirar bien, plena, profundamente, no es sólo una práctica de higiene ni un deporte, sino una manera de unirnos al mundo y participar en el ritmo universal. Recitar versos es como danzar con el movimiento general de nuestro cuerpo y de la naturaleza. El principio de analogía o correspondencia desempeña aquí una función decisiva. Recitar fue —y sigue siendo— un rito.
Aspiramos y respiramos el mundo, con el mundo, en un acto que es ejercicio respiratorio, ritmo, imagen y sentido en unidad inseparable. Respirar es un acto poético porque es un acto de comunión. En ella, y no en la fisiología, reside lo que Étiemble llama «el placer poético».
El mismo crítico señala que para André Spire —teórico del verso libre francés— el placer poético se reduce a una suerte de gimnasia, en la que intervienen los labios, la lengua y otros músculos de la boca y la garganta.
Según esta ingeniosa doctrina, cada idioma exige para ser hablado una serie de movimientos musculares. Los versos nos producen placer porque provocan y suscitan movimientos agradables de los músculos. Esto explica que ciertos versos «suenan bien» mientras que otros, con el mismo número de sílabas, no «suenan»; para que el verso sea hermoso las palabras deben estar colocadas en la frase de tal manera que sea fácil el esfuerzo que requiere su pronunciación. Como en el caso del corredor de obstáculos, el recitador salta de palabra en palabra y el placer que se extrae de esta carrera, hecha de vueltas y saltos en un laberinto que irrita y adula los sentidos, no es de género distinto al del luchador o al del nadador. Todo lo dicho antes sobre la poesía como respiración es aplicable a estas ideas: el ritmo no es sonido aislado, ni mera significación, ni placer muscular sino todo junto, en unidad indisoluble.


Octavio Paz, en El arco y la lira



imágenes: Olivia Bee, Eugenia Loli, Fernanda Laguna

fuente: Biblioteca Ignoria