este tema de MuniMuni's me resultó particularmente interesante, para pensar desde lo musical una cuestión a la que es difícil acceder con palabras o ideas previas.
Es la noción de que la composición intencional de una discontinuidad expresiva, como efecto barroco de gran interés, puede estar jugando a favor de una continuidad del movimiento latente de fondo (en el caso del intérprete, una continuidad de sus impulsos), de modo que el espectador-oyente pueda apreciar
-en simultáneo-
los fantásticos saltos, cortes, retrocesos, giros inesperados, bruscos cambios de dinámica
al tiempo que percibe el desarrollo continuo de una tensión interna, de una onda contenedora, que establece una dirección de acumulación y crea un sentido del todo.
de modo que la discontinuidad expresiva ya no es,
SOLAMENTE
un bello efecto, un show de habilidad en sí mismo y para sí mismo
sino que está al servicio de algo que aumenta sus dimensiones y nos convoca más activamente (a intérpretes y oyentes), nos saca de la mera fascinación y nos pone en movimiento-con-ello (con-mover).
lo mismo
con la actuación
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