Vivir
es ser otro. Sentir no es posible si hoy se siente como ayer se sintió:
sentir hoy lo mismo que ayer no es sentir - es recordar hoy lo que se
sintió ayer, ser hoy el cadáver vivo de lo que ayer fue la vida perdida.
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todo el pizarrón, de un día para otro; ser nuevo con cada nueva
madrugada, en una virginidad reconquistada y perpetua de la emoción -
por esto, y sólo por esto, vale la pena ser o tener lo que
imperfectamente somos.
Esta madrugada
es la primera del mundo. Este color de rosa que se amarillea y pasa al
blanco ardiente, nunca se posó así en el semblante con que, por el
oeste, el caserío encara lleno de ojos de vidrio el silencio que viene
en la luz creciente. Nunca hubo esta hora, ni esta luz, ni este ser mío.
Mañana, lo que fuere, será otra cosa, y lo que yo vea será visto por
ojos recompuestos, llenos de una nueva visión.
¡Altos
montes de la ciudad! Grandes arquitecturas que las laderas escarpadas
sostienen y agrandan, deslizamientos de edificios que se amontonan de
tantos modos, que la luz entreteje con sombras y negruras - son ustedes
hoy, son ustedes quien soy, porque las veo, son ustedes lo que seré
mañana, y las amo como desde la amurada de un barco que pasa junto a
otro barco, mientras los pasajeros se llenan de nostalgias desconocidas.
Fragmento 94 de la Autobiografía sin hechos
(las fotos son de mi cosecha)
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