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Hay que jugar con los bloqueos. El juego requiere una entrega como si fuera un "abandonarse", sin pensar o evaluar los resultados.
La palabra "vacío" causa temor o miedo fundamentalmente cuando lo racional es la lógica del accionar cotidiano; sin embargo, la "vivencia" del vacío puede estar asociada a no tener carga, a no sostener conductas no deseadas o al peso de ser y actuar "como se debe". Se trata de un estado que permite la llegada de estímulos, imágenes, sensaciones y emociones. Aparecen las respuestas sin fantasmas ni jueces. Es entregarse con confianza y fluir.
El juego, jugar, renueva la energía. Cuando uno se entrega al juego se produce como un vaciamiento del self. Al igual que al danzar o meditar, el juego es altamente revitalizador, mucho más que una "catarsis", un sacar afuera.
El juego y los juegos. Inés Moreno