sábado, 17 de noviembre de 2012

la vida es célebre, o no sirve para un carajo

El Príncipe propuso entonces, ahora que estaban todos reunidos, una cierta celebración con motivo de aquel feliz naufragio. El capitán estuvo de acuerdo. La vida es una entera travesía, se erraba desde el nacimiento, ese puertito de luces tan recogido, tan breve, suceso pequeño, como todo lo que viene después. Él había cruzado y recruzado mil veces aquellas aguas y ahora, ¿dónde estaba el camino? ¿Qué se hizo del Vasco Pantoja que conoció de niño, barco que amó? Lo soñaba con capitán y todo, el Barbas Gianelli, que le enseñó el primer nudo marinero, el doble cote. Y bien, un día pisó la cubierta y otro fue capitán y el Barbas ya viejo, ya niño, lo venía a ver partir, lo aguardaba al llegar, hasta que otro de otros días lo trajeron en una silla de paja, aprovechando el solcito de la tarde, y él zarpó de gusto y navegó empavesado a la vista del viejo. Uno es historia. ¿Qué hay para adelante? Caminos... Por ese tiempo ya hacía la carrera a Arenales en el Fierabrás, grandeza de barco. ¿Dónde está ahora? No era para olvidar, ni era para morir. Lo comandaba aquel galés cimarrón, don Einion Jones, que había nacido capitán. Sucedió también, tan fuerte que era, majestuoso. Los dos sucedieron. Él ya sucedía entretanto. Todo sucede. La vida es un barco más o menos bonito. ¿De qué sirve sujetarlo? Va y va. ¿Por qué digo esto? Porque lo mejor de la vida se gasta en seguridades. En puertos, abrigos y fuertes amarras. Es un puro suceso, eso digo. ¿Eh, señor Mascaró? Por lo tanto conviene pasarla en celebraciones, livianito. Todo es una celebración.
Alzó la jarra y bebió.
(...)
Mascaró se volvió por primera vez. Levantó una mano, aprobó.
- La vida es célebre, de cualquier tamaño, o no sirve para un carajo.

viernes, 2 de noviembre de 2012

producir inconsciente

Diana y sus ninfas

"Tanto para los enunciados como para los deseos, lo fundamental no es reducir el inconsciente, ni interpretarlo o hacerlo significar según un árbol. Lo fundamental es producir inconsciente y, con él, nuevos enunciados, otros deseos: el rizoma es precisamente esa producción de inconsciente."

Deleuze-Guattari, "Introducción:Rizoma" en MIL MESETAS, capitalismo y esquizofrenia

la obra es Diana y sus ninfas, de Robert Burns